Cita célebre

En esta vida hay que morir varias veces para después renacer.

Eugenio Trías



lunes, 3 de diciembre de 2012

Holanda ya se ve

A Su Santidad, don Benedicto XVI, se le está yendo la olla completamente. No cabe otra explicación. Porque ya la semana pasada salió que el Sumo Pontífice había publicado un libro en el que se cargaba de un plumazo a dos de las figuras más carismáticas del Portal de Belén. La mula y el buey nos los podemos ahorrar este año, según Ratzinger.
Bueno, una mera anécdota de un libro que habla sobre la infancia de Jesús. Pero es que ahí no paró la cosa. Ayer me entero de que los Reyes Magos, que de toda la vida de Dios han venido de Oriente, ahora resulta que no, que vienen de Occidente. Del Occidente de Palestina, de Israel y de toda Europa entera. Del reino de Tartessos. Vamos que Sus Majestades eran andaluces, como el gazpacho. Que le dan ganas a uno de escribir a la nueva cuenta del Papa para preguntarle de dónde salen esas revelaciones.
Y es que uno, andaluz de nacimiento, se imagina ya la carta que algún crío escribirá a los Reyes. El encabezado podría ser algo así como "Querido Melchor, ¿qué pasa miarma?" o "Gaspar, pisha, este año he sido la mar de bueno". Y tal como ha estado siempre la cosa por el sur de España, los presentes que le presentaron al Mesías dudo muy mucho que fuesen oro, incienso y mirra. Por respeto a mis paisanos, me guardo para mí mismo qué podrían partir en caso de haber salido de Despeñaperros para abajo.
Quizás el Papa se ha equivocado con tantos acontecimientos que tuvieron lugar en torno al nacimiento del Niño Jesús. Entre que no hubo estrella, sino una supernova y una alineación de planetas (ésta es grande, no hay estrella porque sería raro, pero no toca el dogma de la virginidad de María... Ratzi, aclárate, hombre), que en el portal no había animales, pero sí pesebre con paja fresca, y que los villancicos dicen que los Reyes tiraron por Holanda para ir a Belén, no es de extrañar que Su Santidad de haya hecho un cacao monumental. La conclusión a la que lleva toda esta historia es que los que eran andaluces no eran los Magos de Oriente, sino la mula y el buey. Y por eso no estaban cuando nació el niño. Como buenos andaluces llegaron a deshora.

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