Cita célebre

En esta vida hay que morir varias veces para después renacer.

Eugenio Trías



jueves, 23 de septiembre de 2010

Otoño

Quedan a penas tres horas para que se inicie de manera oficial el otoño. Aunque ya se ha dejado sentir en los últimos días. Y ya no porque el tiempo ande algo revuelto, nos bombardeen con anuncios de la vuelta al cole o colecciones de lo más variopinto. Se nota que ha llegado el otoño porque es imposible aparcar.
No falla. Es llegar mediados de septiembre y multiplicarse el número de coches estacionados en las calles de Sevilla. Y sea la hora que sea. Da igual llegar a casa del trabajo a mediodía, de ir a mirar ropa por la tarde, de tomarte unas cañas por la noche o de juerga a primera hora de la mañana. Aparcar se convierte en una misión harto tediosa, que puede llevar horas al pobre infeliz que dependa de su coche para moverse.
Circular es un dolor. En un trayecto que en los meses veraniegos te lo ventilas en a penas veinte minutos, puedes echar más de una hora. Una putada oiga. Para llegar puntual al tajo tienes que levantarte una hora antes de lo que lo hacías en agosto.
Y es que puede ser lo único positivo de las altas temperaturas veraniegas sevillanas. La urbe se queda desierta... hasta de coches. Que por mucho que digan los gaditanos u onubenses que ellos tienen playa en verano, nosotros tenemos las carreteras desiertas para circular a nuestro antojo. ¿Y para qué quieres una playa en invierno? Para lo mismo que nosotros una carretera a rebosar de coches, sea la hora que sea. Y es lo que trae el otoño. Se acaba la playa, y se acaba la tranquilidad en las carreteras.

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