Cita célebre

En esta vida hay que morir varias veces para después renacer.

Eugenio Trías



sábado, 21 de enero de 2012

Día grande

Qué nos gusta un día grande a los sevillanos. Domingo de Ramos, Jueves Santo, Lunes de pescaíto, Corpus, Virgen de los Reyes... pero pocos días hay en la ciudad como el de hoy. Hoy la ciudad se divide en dos colores: el verde y el rojo. El rojo y el verde. El Betis y el Sevilla. El Sevilla y el Betis. No hay en todo el calendario un día más particular.

Los nervios a flor de piel. En las calles, en los bares, no se habla de otra cosa. El pique es constante. Los sevillistas les recuerdan a sus eternos rivales el gol de Olivera con regalito de Valerio. Los béticos por su parte, aquel gol de Oliveira, que a la postre supondría la primera participación de un equipo andaluz en la Liga de Campeones, con su actual formato. Es un día único, todo vale para picar al contrario, que no enemigo.

Y es que no hay casa de Sevilla en la que no haya de todo, como en botica. Padres e hijos, maridos y esposas, novios, primos o algún vecino, siempre son de la acera de enfrente. Por eso no alcanzo a concebir las imágenes que siempre salen en los informativos en las previas, de violencia de unos contra otros. Es completamente absurdo que se quemen contenedores, se destrocen coches o se llegue a poner en peligro la vida de alguien, por un espectáculo tan emocionante como es un partido de este nivel.

Un nivel que este año está más parejo que nunca, aunque a priori el equipo del barrio de Nervión parta como favorito, por presupuesto y plantilla. Sin embargo, y aunque tan sólo tres puntos separan a los dos equipos en la clasificación, un derby es un partido impredecible. No sería la primera vez que se da una sorpresa. Y es que cualquier resultado va a ser sorprendente. Si gana el Betis, porque la situación económica e institucional que vive no hace augurar que vaya a rascar algo positivo. Si gana el Sevilla, porque juegan de visitante y Marcelino no acaba de dar con la tecla. Si empatan, porque es un derby, y ese marcador no dejaría satisfecho a nadie.

Sea como sea, gane quien gane, lo que es seguro es que esta noche hay espectáculo garantizado a partir de que el balón eche a rodar a partir de las diez de la noche en el Benito Villmarín. Sevilla entera lo lleva esperando desde hace más de mil días. Y tan sólo por eso, es fácil deducir, que hoy en la capital hispalense se va a vivir un día grande, de esos que tanto gustan a los sevillanos.

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