Cita célebre

En esta vida hay que morir varias veces para después renacer.

Eugenio Trías



viernes, 20 de agosto de 2010

Elucubraciones veraniegas

Ojú, vaya tela el veranito que estamos pasando. Entre unas cosas y otras tengo el blog completamente abandonado. Y no es por falta de ganas. No escribo porque no tengo nada que escribir. Y eso es lo peor que le puede pasar a alguien que pretende ganarse la vida escribiendo.
Y es que el tedio veraniego me está haciendo estragos de una manera sobrehumana. Porque, un par de salidas a Punta Umbría aparte, llevo todo el verano encerrado, sin hacer absolutamente nada. Completamente alejado de los grandes planes que tenía a finales de junio, recién acabado el periodo de exámenes.
Planes como conocer - por fin - el Reino Unido a penas a doscientos kilómetros de casa, convertido en peñón repleto de cuevas y de monos. Otro verano que pasa y me quedo sin comprar tabaco en Gibraltar, sin escuchar un "pisha" con acento llanito, sin cagarme en la puta madre del mono que me ha robado las gafas de sol...
Otro año que pasa y no he puesto un pie en las costas de Faro, Loulé o cualquier zona del Algarve portugués. Otros 365 días para decidirme a coger el coche durante una hora y cuarto y ver de nuevo el espectáculo único que son las carreras de caballos en Sanlúcar de Barrameda mientras atardece con el Coto de Doñana como espectador de lujo.
El tedio del verano de Sevilla. La gente que emigra durante dos meses, y la capital de Andalucía que se queda desierta, contagiando a los infelices que no tenemos la suerte de poder salir a descansar de Lorenzo y sus temperaturas criminales. Y ese tedio se apodera de todo lo que toca. Los días pasan monótonos, todos iguales.vLa rutina se hace norma y las penas se agudizan al tener mucho tiempo para pensar en ellas, y poco para despejar la mente.
Y como quien no quiere la cosa, agosto pasa y nos encontramos de nuevo a las puertas de septiembre. Los exámenes a la vuelta de la equina y la sensación de impotencia es insoportable, por otro verano, como tantos, en el que me las prometía muy felices, y no ha pasado de ser como el resto de veranos.